La pasarela más famosa del mundo intenta reinventarse tras años de silencio, rebranding y un pasado marcado por escándalos. Entre diversidad, futurismo y críticas de los fans clásicos, el show de 2025 se convierte en uno de los más debatidos de la década.
El Victoria’s Secret Fashion Show está de vuelta como nunca
El Fashion Show más aclamado de la historia de pasarela fue cancelado en 2019 tras descubrirse el lado oscuro y toda la polémica que había detrás de ser un ángel de Victoria’s Secret: días seguidos sin comer, 24 horas sin beber agua, desmayos y abusos sexuales.
Los Ángeles de Victoria’s Secret y el show tuvo su peak en los años 2000. Esto colocó a la marca entre una de las principales marcas de lujo de lencería femenina y formar parte del equipo era la aspiración y el culmen de la carrera de muchísimas modelos en el mundo entero.
El problema vino cuando se destapó la presión extrema que había sobre las modelos, a las que hacían entrenar varias veces al día y seguir dietas de hambre. Hasta la coordinadora de las modelos dijo que muchas de ellas pasaban muchos días seguidos sin comer, dejaban la comida sólida y se desmayaban constantemente; un ex-ángel de Victoria’s Secret contó que 24 horas antes del show no bebían agua para no retener líquidos y que se les marcasen más los músculos a la hora de caminar.
Muchos ángeles han hablado a posteriori de los trastornos alimenticios que desarrollaron de la presión que se les ponía para “mantener un cuerpo digno de ángel.” Varias denunciaron que las audiciones eran castings de carne donde se juzgaba toda parte del cuerpo.
La revista New York Times publicó una investigación donde decenas de personas hablaron de una cultura de abuso sexual, intimidación constante y misoginia dentro de la empresa.
De Razek, uno de los principales ejecutivos de la marca, fue acusado de hacer comentarios inapropiados a las modelos, tocarlas sin su consentimiento durante los fittings, y a veces hasta de intentar besarlas. Mientras todo esto salía a la luz, los desfiles de Victoria’s Secret seguían siendo exactamente iguales a los de hace 20 años y la dirección creativa se negó repetidamente a incorporar “diversidad real” —ni cuerpos distintos que no fueran normativos, ni razas que se salieran del “molde de americana sexy.”
A pesar de que la empresa estuvo en su peak y representaba la estética más conocida del “Tumblr” de la primera década de los 2000, desde la aparición de estos escándalos la empresa fue en picado, las ventas cayeron enormemente, Ed Razek tuvo que dimitir…
El último show que se celebró fue en 2018, la empresa fue vendida en 2020 y ahora han querido hacer un rebranding de toda la marca en general, gracias a esto consiguieron traer de vuelta el Victoria’s Secret Fashion Show el año pasado en 2024 intentando dejar bastante claro que ahora sí son inclusivos, que aparecen distintos tipos de cuerpos y razas, sin dejar de lado la imagen de ángel inalcanzable con todo su glamur y lo aspiraciónal que tenía ser una de ellas.
El regreso de 2024: emoción, polémica y dudas
El runway del año pasado fue muy criticado, porque aunque Victoria’s Secret intentó vender la idea de un “renacimiento inclusivo”, mucha gente sintió que todo el discurso se quedó más en el marketing que en una transformación real. El show de 2024 mezcló modelos clásicas con nuevas caras mucho más diversas, pero aun así hubo quienes señalaron que la puesta en escena seguía buscando esa estética de perfección casi imposible.
Aun así, el espectáculo llamó muchísimo la atención: volvieron las alas, aunque más “modernizadas”, artistas invitados de primer nivel y una producción visual enorme que quiso recuperar la magia perdida. Fue un regreso con fuerza, sí, pero también con dudas sobre si la marca realmente había cambiado desde dentro.
El show de 2025: un nuevo rumbo
Para este 2025, sin embargo, la cosa ha ido bastante mejor. La producción fue mucho más sólida y coherente. La pasarela se organizó en cuatro segmentos temáticos que mezclaban nostalgia con una estética más futurista. Hubo alas, sí, pero reinventadas: estructuras 3D, materiales reciclados, piezas translúcidas y diseños que jugaban con luces LED para dar la sensación de movimiento. También destacó la música: artistas femeninas muy potentes en directo, como Karol G o Madison Beer, lo que le dio al espectáculo un aire mucho más actual y empoderador.
Las modelos desfilaron con coreografías menos rígidas y más naturales, típico de los shows antiguos, buscando transmitir personalidad y no solo perfección física. Visualmente fue un show más cálido y emocional, donde cada segmento parecía contar una pequeña historia. La crítica profesional lo recibió de forma mucho más positiva que el del año anterior, resaltando que este 2025 sí parecía un paso real hacia un nuevo Victoria’s Secret: más moderno, más consciente y mucho menos basado en el sacrificio físico extremo que marcó la época oscura de la marca.
La gran división del público
Aun así, el show no se libró de un debate enorme en redes. Mientras una parte del público celebraba la nueva diversidad: modelos con cuerpos distintos, estilos variados y perfiles menos “irreales”; otra parte de la audiencia, especialmente los nostálgicos del Victoria’s Secret clásico, se quejó de que esta nueva etapa había perdido la esencia que hizo famoso al desfile. Muchos fans del antiguo formato argumentaron que aquella estética de “ángel inalcanzable” tenía un aura aspiracional única. Que aquello sí que era un show de verdad, con la puesta en escena, la pasarela de purpurina, los artistas invitados interactuando con las modelos…
Hay quienes dicen que ahora el casting parece más accesible, que ya no transmite esa sensación de elite y misterio que tenían los Ángeles originales, cuando ser parte de la plantilla se veía como el logro máximo de una supermodelo. También surgieron comparaciones entre los desfiles de los 2000 y los actuales, afirmando que antes las modelos se veían intocables, admiradas, casi divinas, mientras que ahora el show intenta ser más “humano” y pierde parte de ese espectáculo épico.
¿Renovación o nostalgia?
En otras palabras, mientras Victoria’s Secret intenta evolucionar para no repetir errores del pasado, una parte del público sigue echando de menos esa imagen de fantasía total que marcó una época. Esta tensión entre “cambio necesario” y “nostalgia por el glamour antiguo” es lo que convierte al show de 2025 en uno de los más debatidos de los últimos años.

