Desde pequeños startups, hasta grandes y desarrolladas empresas se enfrentan a este problema, algo de lo que pocos hablan y de lo que se da poca importancia; desde robos de información, falsificación del producto, y hasta fraudes financieros.
Que esto ocurra, supone más de un 5% de los ingresos anuales de la empresa y además más del 30% de empresas que sufren fraudes graves tienen un daño bastante importante en su imagen.
Para combatirse, se aconseja a las empresas (a los CEO) una inversión en tecnologías y AI especializadas en prevención de distintos tipos. Por eso, este problema afecta a pequeños startups acabados de comenzar, porque no se dispone de la experiencia en el campo empresarial ni fondos para invertir en las prevenciones, asique es recomendable tener más de un socio inversor en la empresa y al dejarla crecer, vender pequeñas partes o contratar un CEO diferente al dueño del startup.