Menos impuestos, mayor recaudación

La curva de Laffer es la paradoja que nos explica que una menor carga impositiva conduce a una mayor recaudación

Hoy en día, uno de los aspectos más importantes dentro del sector económico de un país es su política fiscal, una rama de la economía que configura el presupuesto total del Estado, incluyendo impuestos (ingresos) y gastos públicos. Para la política fiscal de un país es imprescindible y fundamental el uso de la representación gráfica de la curva de Laffer, que explica la relación entre el impuesto y su recaudación. El objetivo de la gráfica es encontrar el equilibrio entre la cantidad de impuestos que deben pagar los ciudadanos y sus salarios, para conseguir así la obtención de los ingresos necesarios para el Estado sin un efecto considerable sobre ellos.

Según Arthur Laffer, el economista estadounidense nacido en Youngstown que popularizó esta gráfica, la recaudación pública, es decir, los impuestos, es nula cuando los tipos impositivos son excesivos, ya que desincentiva la actividad económica porque todo lo producido se lo llevaría el Estado. Sin embargo, con unos tipos impositivos relativamente bajos puede aumentar la actividad económica y, como consecuencia de ello, el empleo. Es aquí cuando se produce un aumento de la recaudación fiscal porque aumentarían los ingresos en el sector privado a través de las rentas.

A raíz del estudio de la curva de Laffer, ha surgido el concepto del impuesto inflacionario, una teoría que afirma que la inflación es generada por los impuestos que cobra el gobierno a los ciudadanos. Desde el punto de vista del Estado, esto se coloca a su favor, ya que ayuda a distribuir la riqueza de nuestro país y contribuye a cubrir todos sus gastos. El problema que se deriva de todo ello es la manera en que los ciudadanos se ven afectados. Si una empresa se ve obligada a pagar al Estado una cantidad impositiva mayor que le impida tener los beneficios que ellos quieren, subirán los precios de los productos o servicios que ofrezca y, en conclusión, los ciudadanos tendrán que pagar una cantidad de dinero mayor que llevará a la inflación, ya que la economía es una cadena constante, en la que una decisión lleva a la otra y así sucesivamente.

El aspecto principal de esta curva es que, si la carga impositiva es muy alta, el valor del dinero disminuye considerablemente; de esta manera la economía pierde productividad que, por ende, conduciría a la paralización de la bolsa, ya que las inversiones quedarían paralizadas también.

Crear una política fiscal puede resultar muy compleja, ya que hay que tener en cuenta muchos elementos de la economía, como la imposición general de la gente a dar parte de su dinero; por ello, hay que recaudar solo un pequeño porcentaje para cubrir los gastos públicos. Esto es lo que representa la curva de Laffer.

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