Se confirma el 23 de febrero como fecha para la
celebración de elecciones anticipadas en
Alemania por la ruptura de la coalición de
gobierno y caída del canciller Olaf Scholz.
Tensiones internas en la coalición, formada por el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y
el Partido Liberal (FDP), han ido aumentando durante el último año por conflictos financieros,
dimisiones de ministros liberales y dificultades en la gestión, hasta el punto de colapsar
oficialmente en noviembre de 2024.
La ruptura supuso diversas complicaciones; la falta de consenso dificultó la aprobación de
leyes importantes y toma de decisiones, las cuales quedan en suspenso hasta la formación de
un nuevo gobierno. Asimismo, los nuevos puestos vacantes reducen la capacidad
gubernamental de responder a las necesidades del país con políticas coherentes e
indispensables en tiempos como estos. El Tribunal Constitucional Federal anunció, hace un
año, el bloqueo del fondo de 60.000 millones de euros para inversiones, lo cual, combinado con
la impotencia de resolver el grave techo de deuda, ha generado una gran desconfianza entre los
inversores. No obstante, estos problemas son cosa del pasado, muchos políticos preveían la
caída de la coalición y, con una fecha fijada para las próximas elecciones, están dedicando todo
su esfuerzo en sus campañas electorales, dejando de lado la gestión gubernamental actual.
El canciller Olaf Scholz anunció recientemente que solicitará un voto de confianza en el
Bundestag (el Parlamento alemán), como respuesta directa a la crisis política e intento de aliviar
la situación. Inicialmente, planeaba presentar la moción en enero de 2025, lo que habría
programado las elecciones para marzo, pero fue la presión de diversos sectores, incluyendo la
oposición liderada por la CDU (Unión Demócrata Cristiana de Alemania) y algunos socios
menores, que han llevado al adelanto del voto a diciembre de este año. Scholz enfatiza que este
proceso debe ser rápido y democrático para que Alemania disponga de un gobierno legítimo y
capaz de afrontar la crisis actual.
Alemania ha sido tradicionalmente una de las principales voces en el desarrollo de políticas
europeas y toma de decisiones en la UE, especialmente en los aspectos económicos y
medioambientales. Ahora bien, la parálisis política que está experimentando podría afectar su
capacidad de contribuir en negociaciones y decisiones de la UE, la cual también afronta
situaciones difíciles como la guerra en Ucrania, la recuperación de la economía y la transición
hacia una Europa más verde. Por otra parte, el resultado de las elecciones podría resultar en
una nueva coalición o un gobierno con una orientación diferente, transformando su agenda
política y afectando a temas cruciales como la política migratoria y la política fiscal dentro de la
UE. Un gobierno más conservador o euroescéptico alteraría las prioridades alemanas y el
equilibrio en instituciones europeas.