“Solo veía al niño como un objeto de mi deseo” declaró el cirujano francés Joël Le Scouarnec, acusado de violar y abusar sexualmente de 299 menores de edad.
Entre las víctimas se encuentra una de sus nietas, a la que abusó numerosas veces, la primera de ellas cuando su nieta era un bebé de apenas mes y medio.
Las primeras alertas registradas sonaron en 2004 cuando el FBI de los Estados Unidos llamó a las autoridades francesas. Querían informarles que Joël Le Scouarnec había comprado pornografía infantil en la Deep web usando su tarjeta de crédito, en un sitio ruso con sede en Norteamérica
El acusado anotaba en unas pequeñas libretas negras el nombre de las víctimas, su edad, su domicilio, el hospital donde trabajaba en ese momento, la fecha y la descripción de los hechos cometidos, como si fuese la ficha médica de un paciente. Pero, además, el médico narraba con detalle lo que sentía al cometer esos horrores, dirigiéndose directamente a sus víctimas, como una especie de cartas sin enviar, donde se refería a sus víctimas con “Mi querida…” o “Mi pequeño…”, y en algunas ocasiones concluía su relato con un “te amo”.
La policía encontró estas libretas en su domicilio el día que entró a registrarlo alertados por la denuncia de la hija pequeña de siete años de unos vecinos, que le acusó de exhibicionismo y abuso sexual.
En total, Joël Le Scouarnec violó y abusó a 158 hombres y 141 mujeres, la mayoría niños ingresados por operaciones de apendicitis. Muchas veces, los niños estaban dormidos o aturdidos por la anestesia. Varias víctimas han declarado que no se dieron cuenta de lo que ocurría, creyendo que los tocamientos formaban parte del procedimiento médico. En la actualidad, hasta el mismo acusado admite que lo más probable es que aún haya víctimas que desconozcan el hecho de que han sido abusadas sexualmente.
Aparte, se sabe que su exmujer, Marie France, y otros miembros de su familia tenían constancia de todas las atrocidades cometidas por él. Los primeros delitos de abuso infantil con sus pacientes se remontan a 1985 y se hicieron cada vez más frecuentes hasta volverse una rutina.
“He traicionado a todos mis colegas, les mentí para encubrir mis actividades y les pido disculpas a todos por lo que pude haber hecho”, declaró Le Scouarnec. La condena de Joël Le Scouarnec marca un hito en la lucha contra el abuso infantil, pero también plantea preguntas sobre cómo prevenir futuros casos y garantizar la seguridad de los pacientes.