En 2018, los astrónomos observaron una explosión espacial inusual, extremadamente brillante y de corta duración, a unos 200 millones de años luz de la Tierra. Este evento, conocido como «la vaca» (AT2018cow), destacó por su intenso resplandor azul y su rápida desaparición, características que no coinciden con las de las supernovas tradicionales.
Desde entonces, se han identificado otros fenómenos similares, denominados Eventos Transitorios Ópticos Azul Rápido (Luminous Fast Blue Optical Transients, o LFBOTs). Estos eventos se caracterizan por su brillo excepcional, su color azulado —que indica temperaturas extremadamente altas, de unos 40.000 ºC— y su corta duración, de apenas unos días.
Los LFBOTs no solo son raros, sino que también aparecen en lugares inesperados. Mientras que muchas supernovas ocurren dentro de galaxias activas donde hay muchas estrellas jóvenes, algunos LFBOTs se han detectado fuera de las galaxias, en zonas donde no se esperaría encontrar actividad estelar. Esto ha desconcertado aún más a los científicos.
Inicialmente, se pensó que estas explosiones podrían ser supernovas fallidas, en las que una estrella colapsa directamente en un agujero negro sin producir una gran explosión. Sin embargo, una nueva teoría sugiere que podrían estar provocadas por agujeros negros de masa intermedia que absorben una estrella cercana, desgarrándola en el proceso. Esta sería una forma especial de “evento de disrupción de marea”, donde la gravedad extrema del agujero negro destroza la estrella.
Si esta teoría se confirma, sería una prueba valiosa de que existen agujeros negros de masa intermedia (una clase intermedia entre los agujeros negros pequeños (de masa estelar) y los enormes agujeros negros supermasivos que viven en el centro de las galaxias). Hasta ahora, su existencia era solo una hipótesis.
Este tipo de agujeros negros podrían también ayudar a explicar cómo se forman los agujeros negros supermasivos y podrían estar relacionados con otros fenómenos aún más misteriosos, como la materia oscura, que forma gran parte del universo pero no puede observarse directamente.
A medida que los telescopios se vuelven más potentes y se lanzan nuevas misiones espaciales, los astrónomos esperan poder observar más LFBOTs en tiempo real. Esto permitiría recopilar más datos sobre su origen y su evolución, y quizás, resolver algunos de los mayores enigmas del cosmos.
Estos descubrimientos demuestran lo mucho que aún desconocemos sobre el universo, y cómo cada observación inesperada puede abrir la puerta a nuevas teorías y descubrimientos científicos.