En el primer artículo publicado de nuestro “Viaje de la religión a través del tiempo” hemos observado e indagado a cerca de las múltiples religiones presentes durante el periodo de la prehistoria. 2.500.000 millones de años más tarde, tanto el ser humano como sus dogmas evolucionaron irremediablemente, ya que, gracias a la sedentarización, la invención de la escritura y, por tanto, la evolución intelectual del hombre, el raciocinio los llevó a buscar ideas más afianzadas a las que atenerse y, en consecuencia, una evolución en la religión y los conceptos que antes se habían aceptado sin cuestionar.
La religión que nos abarca en este artículo es la egipcia. Los egipcios eran politeístas, lo que significa que adoraban a múltiples dioses y diosas. Cada deidad tenía su propia personalidad, dominio y mitología. La religión influía en todos los aspectos de la vida, desde la política hasta la agricultura.
Algunos de sus dioses eran:
- Ra: El dios del sol, era considerado el creador del mundo. Se le representaba con un disco solar sobre su cabeza.
- Osiris era el dios de la muerte y la resurrección, gobernaba el inframundo y era asociado con la fertilidad y la regeneración.
- Isis: Esposa de Osiris y madre de Horus, era una diosa de la magia y la maternidad.
- Horus: Dios del cielo y protector del faraón, se le representaba como un halcón o un hombre con cabeza de halcón.
- Anubis: Dios de la momificación y guardián de las tumbas, se le representaba con cabeza de chacal.
Los egipcios construyeron templos monumentales para honrar a sus dioses, como los templos de Karnak y Luxor. Los rituales incluían ofrendas de alimentos, incienso y objetos valiosos. Las festividades religiosas eran comunes y frecuentemente involucraban procesiones y celebraciones públicas.
El faraón era visto como un dios en la tierra, un intermediario entre los dioses y el pueblo. Se creía que mantenía el Maat, esto hacía referencia al orden cósmico y la justicia. Tras su muerte, el faraón se unía a los dioses en el más allá y su primogénito varón heredaba el trono. En caso de no haber descendencia masculina, era la hija la que ostentaba el cargo y se casaba con un miembro de la nobleza o realeza.
Los egipcios creían en una vida después de la muerte, donde los difuntos podían disfrutar de una vida eterna. Para asegurar esto, se practicaba la momificación, preservando el cuerpo para que el alma pudiera reconocerlo. Los muertos eran enterrados con objetos personales, alimentos y amuletos para ayudarlos en su viaje al más allá.
- El Libro de los Muertos: Era una colección de hechizos y fórmulas mágicas que ayudaban a los difuntos a navegar el inframundo y alcanzar la vida eterna.
- Animales Sagrados: Muchos dioses tenían formas animales o estaban asociados con animales específicos. Por ejemplo, Bastet, la diosa de la protección, se representaba como una gata.
- El Juicio de Osiris: Según la mitología, el corazón del difunto era pesado contra la pluma de Maat. Si el corazón era más ligero, el alma podía entrar al paraíso; si no, era devorada por Ammit, un monstruo con cabeza de cocodrilo.
El Juicio de Osiris y los 42 jueces reflejan la importancia que los egipcios daban a la moralidad y la justicia. Creían que vivir una vida justa y honesta era esencial para alcanzar la vida eterna en el más allá.
- Durante el juicio, el difunto debía recitar la «Confesión Negativa» o «Declaración de Inocencia», una lista de 42 declaraciones en las que afirmaba no haber cometido ciertos pecados. Por ejemplo, «No he robado», «No he matado», «No he mentido», etc. Cada declaración correspondía a uno de los jueces.
- Los jueces evaluaban la veracidad de estas declaraciones. Si el difunto era encontrado inocente de todas las acusaciones, su alma era considerada digna de entrar al Aaru, el paraíso egipcio, el cual era el destino más deseado para las almas justas y aspiración de todo egipcio.
En resumen, la religión del antiguo Egipto ha dejado una huella profunda en la sociedad moderna, influyendo en la cultura, la identidad y las prácticas religiosas de los egipcios actuales. Esta herencia milenaria sigue siendo una fuente de orgullo y fascinación tanto para los egipcios como para el resto del mundo.
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