Los Beatles: uno de los grupos más icónicos de la historia, admirados por su innovación en el rock y su constante experimentación musical. Considerando la gran estima que se les tiene, uno pensaría que eran expertos en música, que planeaban sus álbumes meticulosamente y que tenían un proceso creativo muy cuidado. Pero, en realidad, fue todo lo contrario.
En tan solo siete años como grupo, lanzaron trece álbumes. El mayor tiempo que pasaron sin sacar uno nuevo fue apenas seis meses. Estaban en un estado continuo de trabajo, evolucionando rápidamente, sin detenerse en los detalles minuciosos. De ahí nace la magia de los Beatles: su filosofía.
Muchos artistas se obsesionan con cada mínimo detalle de sus obras —en el caso de la música, cada sonido, letra o producción—, lo que suele causar bloqueos y una búsqueda de perfección inalcanzable. Los Beatles, en cambio, no se preocupaban por eso. John Lennon, descrito por su ingeniero de sonido Geoff Emerick como alguien con una actitud de “let’s just get it done” (“vamos a hacerlo y ya”), no se detenía si algo no le parecía perfecto: seguía adelante, creando e innovando.
Hay varios ejemplos de álbumes y canciones que nacieron de este proceso rápido. Su primer disco, Please Please Me, fue grabado en un solo día. Todas las canciones se registraron una tras otra, casi como si fuera una presentación en vivo, sin tiempo para sobreanalizar si algo debía cambiarse. Otro ejemplo es Revolver: después de meses de preparación, cuando ya estaban listos para masterizarlo, se dieron cuenta de que les faltaba una canción para completar el álbum. Así nació She Said, She Said, escrita por John y grabada en solo nueve horas.
Era común que John y Paul llegaran al estudio con canciones recién escritas, sin que Ringo ni George las hubieran escuchado antes. Estos debían crear sus acompañamientos —Ringo en la batería y George en la guitarra— en el mismo día de grabación.
Otro dato sorprendente sobre los Beatles es su falta de formación musical formal. “I can’t read music or write it” (“no sé leer ni escribir música”), dijo Paul McCartney en una entrevista. Pero ellos veían esto como una ventaja, por dos razones. Primero, como explicó Paul, sus canciones no estaban escritas: si no eran buenas, simplemente se olvidaban, lo cual funcionaba como una especie de filtro natural. “Ignorance is bliss” (“la ignorancia es placer”). Segundo, esa falta de teoría les permitió romper las reglas y crear un sonido completamente nuevo. No sabían —ni les importaba— qué era “lo correcto”; simplemente hacían lo que sonaba bien.
Paul lo resumió así para GQ: “We never had a dry session. We’d always come in and we’d never go away from the session thinking ‘couldn’t get that today’. We always finished a song” (“nunca teníamos una sesión estéril. Nunca salíamos de una sesión pensando ‘hoy no lo conseguimos’. Siempre terminábamos una canción”).
Con este método rápido, con su filosofía de “simplemente hacerlo”, los Beatles revolucionaron el mundo de la música. No vieron su falta de conocimiento musical como una limitación, sino como una ventaja. Siguieron tocando, experimentando y creando, sin detenerse ni dudar de su capacidad. Así se convirtieron en una de las mejores bandas de la historia. No desde la perfección ni la precisión, sino desde el flow y la creatividad.
“When you’re playing rock’n’ roll, you’re not supposed to think” – John Lennon, 1970.
(“Cuando tocas rock and roll no deberías pensar”)
Bibliografía

